Las Maras En El Salvador Y Centroamerica

Las pandillas en El Salvador no son mas que un retrato de la miseria de un país que exporta al mundo entero imagenes de homicidios y extorsiones.
En Centroamerica este es un producto hilvanado y tejido a puntadas con la desintegración familiar.
En El Salvador como en los otros países del area los gobiernos se encargaron de dividir en dos clases al pueblo, los inmensamente ricos y los extremadamente pobres.
Las personas temen pasar de los treinta años porque ya son considerados viejos para cualquier desempeño laboral, muchos gobiernos han llegado y nadie a tratado esta situación, que podriamos llamarlo DESCRIMINACIÓN LABORAL.
Esta situación obliga a uno de los padres, en la mayoría de los casos los hombres, a abandonar a sus familias.
Dejan a un país preñado de problemas, a mujeres llorando y a hijos resentidos porque no comprenden el abandono de sus padres, las mujeres en su papel de madre y padre poco pueden hacer contra el monstruo de la calle y las malas compañias que como serpientes abrazan y arrastran a sus hijos.
Terminan corrompidos por los vicios como el alcohol las drogas y sumergidos en la delincuencia, los gobiernos se van y llegan otros y la negligencia es mas notoria.
En El Salvador se ha sacado al ejército de sus guaridas para combatirlos pero los crímenes continuan torturando la tranquilidad de un pueblo que ya esta arto de tanta miseria e inseguridad social.
No se puede combatir con balas al hambre, y ojo, no estoy justificando el accionar de las pandillas, estoy criticando la falta de oportunidades que genera esta miseria social, la cultura por ejemplo se ha perdido, no hay dinero para talleres donde los jóvenes aprendan a pintar a escribir poesía a escribir cuentos a inventar novelas, a que saquen lo bueno de ellos, los millones de dolares quedan en los bolsillos de nuestros gobernantes corruptos y solo hay acceso al puro de mariguana, a la coca, y a otras drogas que se distribuyen como pan en las escuelas.
Las iglesias perdieron la ruta, están mas enfocadas en hacer dinero que en rescatar a esta gente con valores cristianos y morales, la aceptación en una iglesia depende de cuanto se le puede dar a la congregación para que sus líderes pastores, diáconos y sacerdotes tengan una vida de comodidades, todos los poderes son culpables en una sociedad que se desintegra cada día.
Dios ahora es un producto comercializado con grandes dividendos y los gobiernos nos siguen fallando, hasta cuando?...
mientras la gente siga huyendo del hambre las lacras sociales no van a desaparecer en ningún país del mundo.

Romeo Molina, poeta escritor y periodista independiente
Long Islang New York