Recogi las cartas abandonadas
como palomas muertas
y de estatuas de huesos se resbaló el llanto.
Había un mundo abandonado entre lineas
versos tuyos y desnudos.
Me tocaron
y navegué entre tus sílabas con la miel de tus cántaros
por el mundo que volvía a nuestras manos.
Gastabas las letras de mi nombre llamandome
me hablaban tus ojos, tus brazos
y la profunda esencia de tu alma.
Una tarde deshojada de tus labios
tocó mis olas dormidas
y cayeron las cartas endulzando la tierra.
fuimos dueños
del viento, de la luna
de hogueras azules,
y me perdí en los rieles de tu pecho
entregandote todo
para que continuaras
escribiendo sobre mi con tus labios.
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