viernes, 26 de marzo de 2010

Cuando Dañamos A Las Personas que Amamos (Romeo Molina)

Cuando Dañamos   A Las Personas Que Amamos.

Amados, amemonos unos a otros, por que el amor es de Dios, todo aquel que ama, es nacido de Dios y conoce a Dios, el que no ama no ha conocido a Dios, Dios es amor 1ª.de Juan 4:7-8.

La mañana vestía sus mejores colores y el sol había quedado preso entre los barrotes del ventanal de la casa, lo había llevado hasta allí el  aroma a café recien hecho. Mientras  miraba el periodico me quede pensando en estas lineas que instantes antes había leído...
Cuando hacemos daño a las personas, que queremos, nos hacemos daño a nosotros mismos.”

Esto me hizo pensar en  mi vecino, un hombre caído en las redes del alcohol...
                                                Pancho
El vicio lo había convertido en una mala persona, golpeaba a su mujer y maltrataba a su hijo Santiago de apenas siete años, Pancho era un hombre que nunca trabajaba, amanecía en las cunetas y los del barrio  tropezaban con él. Cuando despertaba continuaba  en el vicio ganandose el desprecio de  la gente que sabía lo mal que se portaba con su familia.
Norma su mujer, no quiso seguir más con esa vida miserable y decidio abandonarlo, un día se armó de valor y se fué de la casa dejando a  Santiago a merced de  este hombre.
Nunca más  volvió y la que fuera su casa se fue convirtiendo  en una alcantarilla inmunda donde el niño siempre estaba rodeado de ratas y cucarachas.
Cada noche antes de dormir  Pancho lo golpeaba    sin motivo, con su dolor el jovencito  mal herido buscaba un rincón bajo la mesa temblando de frío y  por la mañana abría la puerta y lo lanzaba a la calle.
_Vé y pide dinero para que me ayudes _Le gritaba.

Si no conseguía el  monto de la botella el niño  no regresaba a casa, si lo hacía recibía una paliza por el ingrato de su padre. La gente lo encontraba deambulando por las calles y lo llevaban a sus casas para darle  abrigo y un poco de  pan.
Sabían que si le daban  dinero serviría para que Pancho  siguiera emborrachandose sin control, nunca tenía para  su hijo, no se preocupaba por él y cuando el niño pedía comida le gritaba palabras hirientes.
_Eres un mocoso  indeseable, ni tu madre te quería, por tu culpa nos abandonó.
_No me pegues papito_Suplicaba.
_No me pegues..

Una madrugada, la lluvia arreciaba con fuerza y un frío horrible se colaba por las ventanas de la descuidada casa, la resaca estaba matando a Pancho y en la mitad de su delirio se levantó para despertar a Santiago, lo tomó del cabello y bajo la tormenta lo lanzó a la calle para que  le consiguiera dinero y poder asi quitarse la cruda.
_Vé y pide plata para curarme, hazlo._Le dijo.

Como  sabían que el muchachito pedía para el borracho de su padre nadie le regaló nada y a Santiago  no le quedó más remedio que regresar con las manos vacías.
Cuando estaba por llegar, un extraño se topó con él y  le regaló unas cuantas monedas, Santiago regresó contento y con sus manitas desnutridas tomó las monedas de una tazita que siempre llevaba consigo y se las entregó a su padre pensando que con eso bastaba.
_Tóma papito, te he conseguido dinero para que te cures.
_Esto no es suficiente ¡Máldito mocoso!
Lo tomó por el cuello, lo estrelló contra la pared y la puerta, busco un trozo de madera y lo golpeo con todas sus fuerzas, Santiago dejó de gritar y se desplomó casi inerte sobre el inmundo piso.
Pancho lo levantó y abriendo la puerta lo lanzó a la cuneta del frente bajo el torrencial aguacero.

El frío  mordio el cuerpecito del niño y un hilo de sangre que salía  por entre sus labios se confundio con el agua que empapaba sus temblores. La gente pasaba y lo miraban agonizando, más  nadie se inclinó para levantarlo mientras las horas se íban y  llegaba  la noche vistiendo de oscuridad todo el lugar.
Una luna triste y sollozante salió iluminando a Santiago quien ya  no se movía, estaba como muerto.
Un joven vecino lo vió desde lejos y corriendo trató de ayudarle, pero ya había pasado mucho tiempo y Santiago tenía la mirada perdida,  sus manitas cerradas como queriendo golpear a la muerte con su último suspiro.
_¡Oh Dios mío! ¿Que hizo este hombre? a matado a su hijo_Se dijo  impotente ante la situación.
Lo acarició  sin poder contener el llanto y se arrodillo para colocar sobre la acera su cuerpo. pero al  hacerlo algo poderoso  envolvió  al jóven y retrocedio dos pasos hacia atrás dominado por una fuerza sobrenatural.
Ante sus ojos  un ángel bajó del cielo y tomando entre sus brazos el cuerpecito de Santiago desapareció por el aire dejando  un gajo de luces atras.

Días después de desaparecido el niño,  Pancho empezó a sentir remordimientos y delirios, su memoria le castigaba  con  recuerdos de Santiago.
Las culpas lo torturaban y una noche un espíritu maligno llegó hasta su casa y le dijo:
_Soy el remordimiento y he venido para entrar y apoderarme de tu corazón.
Desde ese momento  le atormentaba día y noche, hasta que un día tratando de huír de sus fantasmas, colgó una soga en la viga más alta y terminó con su existencia.

El  daño que le hizo a su familia,  a su mujer y a su lindo hijo, también le provocó mucho daño a su alma.

Los maridos deben amar a sus mujeres, como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, asi mismo se ama, por que nadie aborreció jamas a su propia carne, si no que la sustenta y la cuida como tambien Cristo a la iglesia. Efesios 5:28-29.

Es  un deber  amar y proteger a nuestros hijos, respetar y darles cariño a nuestras parejas.

Amados, si Dios nos ha amado, asi debemos tambien nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamas a Dios, si nos amamos unos a otros, Dios permanece y su amor se perfecciona en nosotros. 1ª.de juan 4:11-12.

Desde  mi corazón deseo que esta historia no sea un espejo para nadie.
Examinemos nuestras acciones y amemonos primero a nosotros mismos, para poder dar amor a las personas que son parte de nuestras vidas.


(Tomado de su libro A La Puerta  Del Cielo)
(Derechos reservados vocesylibertad0050100670889romeomolina)
Este Libro es una inspiración divina, a todos los amigos que puedan y quieran patrocinar este libro Dios les bendecirá grandemente, pueden comunicarse  con el autor.







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